martes, 31 de diciembre de 2013

#Culturiosidad16

¿Quién ayudó en gran medida a popularizar la imagen de Papá Noel que tenemos hoy en día?

¿Cómo, que el gordo barbudo antes tenía otro aspecto? Pues sí y no. Por mucho que la invasión de las calles por ejércitos de rojos Papás Noeles que vivimos cada año por estas fechas sea relativamente reciente, esto se debe sencillamente a que la cultura del consumismo que caracteriza a éste, nuestro amado Primer Mundo, tampoco empezó hace mucho. Pero, ya antes de que a tu vecino le diera por colgar su propio Santa Claus made in China del balcón, era conocido este amable personaje que, con el paso de los años, nos da un motivo más para ser buenos el resto del año.
Tras la paulatina transformación del primitivo San Nicolás que dio origen al personake navideño de nuestros días, ya en el siglo XIX se tenía una imagen de él bastante semejante a la actual adquiriendo, a mediados de ese siglo, su apariencia de señor mayor, barbudo y gordinflón gracias al dibujante Thomas Nast, que trabajaba en la revista Harper's Weekly. Aunque fue la todopoderosa compañía Coca-cola la que en 1931 le dio un impulso definitivo a esta imagen, encargando al pintor Habdon Sundblom que rediseñara su imagen para usarla en sus campañas publicitarias. Aun así, lo de que  el Santa de hoy en día vista de rojo y blanco para encajar con sus colores corporativos, en realidad, no es más que una leyenda urbana, existiendo ilustraciones casi idénticas del personaje décadas antes de que la marca de refrescos la utilizara en sus anuncios.

Las ganadoras de la última culturiosidad de 2013 han sido @khiranamislati@tontadetuculpa. ¡Enhorabuena y feliz 2014 a todos!

lunes, 23 de diciembre de 2013

#09: Cómo escaquearte de la cena de Nochebuena

En realidad, todos lo estamos deseando.


Sé que en el anterior post dije que me gustaba la Navidad, y es cierto. Me gustan las luces, me gustan los regalos, me gusta que mis amigos me abracen más de lo habitual. Me gusta el clima love-is-in-the-air que se monta. Pero no me gusta nada Noche¿buena? Se masca la tragedia desde días antes, la guerra por las gambas puede acabar peor que una tragedia de Shakespeare, terminar de cenar muy pronto y que la noche sea muy larga... Yo estoy deseando que pase y lo más rápido posible. Pero mientras se acerca el inevitable momento, he ido ideando astutos planes para ver si me puedo escapar y los voy a compartir con vosotros porque este blog cumple una LABOR SOCIAL que a veces os pasa desaparcibida entre las muchas y muy altas carcajadas. Espero que os sirva alguno de ellos y estoy abierta a sugerencias. Estamos juntos en esto, ¿VALE?


  1. Huir: Es lo primero que se me ocurre. Huir lejos, sin mirar atrás. Coger carretera y manta y desaparecer, unas horas antes de que empiece el jaleo pre-cena. Apaga el móvil, entra en un bar oscuro de mala muerte y cuéntale tus penas a un tatuado camarero llamado Mike, ex-miembro de los Ángeles del Infierno. Pero mi familia se va a preocupar... Ya, pero sólo al principio. Con la jarana que se va a liar en la cocina de tu casa (o casa de tus tíos o de tus abuelos), llegado el momento estarán más preocupados por saber dónde están los panecillos para los canapés que tú. Aprovecha, lanza una bomba de humo y desaparece. Puedes reaparecer el día 25, como un mesías, para gran alboroto y regocijo de tus prójimos.
  2. Comete un delito: Si no puedes estar fuera por medios propios, haz que otros te mantengan alejados de casa. No tiene que ser un delito grave (por ésos nadie pisa el trullo en este país; sí, he dicho trullo porque yo también fui miembra de los Ángeles del Infierno), busca algo que no te vaya a causar muchos remordimientos en el futuro pero te asegure pasar una agradable velada en el calabozo: corre desnudo por la calle gritando que Ramoncín saca disco nuevo, haz una coreografía desde el decorado de Cortilandia, insulta a un policNO, NO, ESTO NO, que se ha puesto muy caro el kilo de insulto... En cualquier caso, asesórate antes, no vaya a ser que por tu acción delictiva simplemente te pongan una multa y, además de tener que ir a la cena de Nochebuena, encima lo hagas con 100 euros menos, por idiota.
  3. Sé ateo, pero ateo radical: Está claro que en estos tiempos celebrar la Navidad no significa ser cristiano practicante, ni creyente, ni siquiera creer que los ángeles desayunan Philadelphia. Sencillamente, es tradición, con independencia de su origen religioso. Pero este año, si quieres librarte de la cena de Nochebuena, vas a tener que sacar al ateo que llevas dentro a la batalla. Dí a tu familia que te están ofendiendo imponiéndote ritos religiosos, que coartan tu libertad de pensamiento. Dí que están atentando contra tus más profundas creencias. Llora. HAZTE CANTAUTOR (aquí habrá que valorar si realmente merece la pena el sacrificio...). Pero cuidado: a ver si con la emoción de la protesta te vas a flipar y vas a ponerte en huelga de hambre. Una cosa es que no asistas a la cena y otra que te autocastigues sin comer todas las delicias que van a servir en ella, aunque sea a modo de riquísimas sobras frías.
  4. Trabaja: Siempre habrá algún infeliz puteado porque le toca trabajar JUSTO para la gran cena nochebuenera con su familia. SÉ SU PAPÁ NOEL, cámbiale el turno. No le demuestres la alegría con la que lo haces, así en el futuro te deberá un favor MUY GORDO y, como aprendimos de los Corleone, que te deban un favor puede ser muy útil. Además, casi cualquier trabajo está más tranquilo en Nochebuena. A no ser que seas policía y tengas que pasarte la noche persiguiendo gilipollas que van corriendo desnudos por la calle gritando no sé qué de Ramoncín.
  5. Dí que eres un agente 00: 007 no, que se notaría que mientes. Busca algo más verosímil. No te aconsejo 005 si quieres evitar a tu cuñao haciendo la rima. Personalmente, yo me decantaría por 008, me gusta la redondez que tiene. Acércate misteriosamente a un familiar cuando esté separado del resto de la manada y susúrrale que acaba de surgirte una misión y tienes que irte inmediatamente. Si intenta indagar más allá, le chistas en voz baja y le dices de forma enigmática "Clasificado". Y te largas. Licencia para pasar una noche buena, de verdad. No puede fallar.
  6. Alcohol, mucho alcohol, muchísimo alcohol: Sí, por lo que sea, alguno de los brillantes planes de arriba no da resultado (quién sabe, hasta el mejor agente del MI6 puede tener sus fallos...), intenta sobrellevar la cena lo mejor posible. Y eso siempre se consigue con ingentes cantidades de alcohol in the body (pero luego no conduzcáis, ¿EH?). Empieza con el vino blanco del aperitivo, sigue con el rosado o el tinto de la cena, no lo dudes con el champán o el cava de los brindis y, si tienes la oportunidad, no te prives con los chupitos y empieza pronto con los cubatas. Que el 25 cuando te despiertes la cena de Nochebuena no sea más que un sueño de Resines.
Así que, si no hay más remedio, si tenéis que aguantar las preguntitas sobre vuestra vida, las discusiones sobre política, los chistes malos, las peleas sobre el estado de la cena, etc, sólo os deseo que lo paséis muy, pero que muy bien. Y recordad, muy importante: en Nochebuena, DÍ NO A LA PIÑA.

lunes, 16 de diciembre de 2013

#Culturiosidad15

¿Qué persona es considerada como la primera programadora de ordenadores de la Historia?

¿Os imagináis un mundo sin ordenadores? ¿Con qué íbamos a llevar la contabilidad, dirigir los cohetes a la Luna, ser humillados jugando al ajedrez? ¿O poner estados intennnnnsos en facebook y subir las fotos de nuestro gato a instagram? ¡¿Cómo íbamos a escribir mierdas en twitter?! ¡¡¿OS IMAGINÁIS UN MUNDO ASÍ?!!
¡¡Tranquilos, tranquilos, ya pasó!! Venga, bajad despacito del alféizar y cerrad la ventana. No pasa nada, aquellos tiempos oscuros hace tiempo que se fueron. Ea, ea.
Pero lo cierto es que, aunque nos cueste concebir un mundo sin estas cajitas listas que forman parte VITAL (vital de que si te la quitan, te mueres) de nuestra existencia, en realidad no hace tanto que están en nuestras vidas. Sin embargo, seguro que a más de uno le sorprende que los orígenes de la informática podamos encontrarlos ya en en el siglo XIX. Y el primer programador de la Historia fue ni más ni menos que la aristocrática condesa Ada Lovelace, hija del famoso poeta británico lord Byron. Esta pionera que se dedicaba a las matemáticas, trabajó con el padre de la computación, Charles Babbage, quien inventó una máquina de cálculo cuyos conceptos son considerados punteros en esta materia.
Gran parte del trabajo de Ada consistía en documentar los avances de Babbage y entre las notas que ella misma aportó a un artículo del ingeniero Luigi Menabrea sobre la máquina se encuentra la serie de instrucciones que habría que introducir en la máquina analítica para realizar un determinado cálculo, que hoy se reconoce como el primer algoritmo que había de ser procesado por una máquina. Describió, aunque de forma primaria, un lenguaje primitivo de programación y supo ver el potencial de los ordenadores para realizar operaciones más allá de los cálculos matemáticos. No sé si supiera lo que hacemos hoy por twitter y youtube se arrepentiría...
Así que esta noche, mientras leéis esto en vuestro ordenador, tablet, móvil o derivados, dedicadle un momentito a estarle eternamente agradecidos a esta joven dama a la que los asistentes de la corte victoriana solían describir como un "ser encantador".

Hoy, a una velocidad superior a la del rayo, ha ganado @khiranamislati, sin olvidar la participación de chicos del mundillo informático, @laratamarilla y @hulkhoygan


miércoles, 11 de diciembre de 2013

#08: Inevitablemente, Navidad

Nos lo llevan anunciando desde hace meses, pero ahora sí que sí...


Era ineludible. Tenía que llegar. Yo no quería, pero mirad las fechas por las que andamos. Intentaré que sea lo más rápido e indoloro posible.

Sí, queridos, toca hablar de la Navidad.

Voy a comenzar diciendo algo que hará que muchos me perdáis el [poquísimo] respeto que me tenéis y quizá llegue a crearme algunos enemigos: soy de esas personas a las que le gusta la Navidad. ¿Qué? ¿Cómo os quedáis? Lo sé, lo sé, está muy pasado de moda. Es impopular. Hoy lo que se lleva es lo de "Sí, tú en Navidad gasta mucho para demostrar cuánto quieres a tu familia, esa gente a la que amas tanto que sólo la ves una vez al año" (da una calada desganada a una colilla que se consume simbolizando lo absurdo y fugaz del vivir, se sacude un mechón de pelo rebelde del ojo, mira de reojo hacia un futuro sin esperanzas, sube el volumen a su disco de Tokyo Hotel). Qué queréis que os diga, supongo que a la niñaja que llevo dentro le sigue haciendo ilusión el rollo navideño: la paz, el amor, los reencuentros, las luces ("Con la crisis que hay y gastando en lucecitas" Pues prefiero que se lo gasten en luces que en coca, putas y reformas para el chalé del alcalde), los regalos ("Consumismo, consumismo, sólo pensando en..." Que me dejes ya en paz, coño. Además, luego no le ponemos pegas al iPhone que nos traen los Reyes, ¿verdad?) No seré moderna pero, a pesar de los años, las pérdidas de personas a las que echas de menos, la falta absoluta de liquidez que convierte el intento de hacer regalos en una gincana, a pesar de todo eso, la Navidad me sigue haciendo tilín. Y eso que hay motivos sobrados para todo lo contrario.

Los anuncios: Son la primera señal de alarma, Christmas is coming. Todo comienza en una apacible tarde de julio, en la que te aburres y haces zapping. Y ahí está. "Amor Amor, de Cacharel". Mierda, ya llegan. Antes de que te des cuenta, en un intermedio de Antena 3 te habrás tragado 53 anuncios de juguetes y una media de 135 de perfumes. Estos últimos, eso sí, llenos de buenorros y buenorras y cada vez más peliculeros, que cuando acaban tú lo último que recuerdas es que era el anuncio de un perfume y sólo quieres saber si al final la chica vuelve con el hippie del pelo largo o se queda en su mundo de la alta sociedad. Además, a mí me corroe una duda sobre estos anuncios: ¿os habéis fijado en que en todos ellos sale alguien corriendo? ¿De qué huye esa gente?

El Amigo Invisible: Creo que no ando muy desencaminada si afirmo que el inventor de este juego fue, probablemente, Satán. A ningún alma de bien se le podría ocurrir que gastarse un mínimo de tres y un máximo de seis euros en un regalo (muy probablemente, de procedencia asiática) para una persona a la que apenas conoces o, incluso, odias a muerte, sería una buena idea. Porque vale, el amigo invisible lo puedes hacer con tus amigos íntimos, gastarte 30 euracos y haceros entre vosotros regalos geniales y llenos de amor. Pero el original, el genuino, el auténtico es aquél que hacías con tus compañeros de instituto o te toca hacer hoy con los del trabajo (o los del INEM...) Jamás se ha visto prevaricación tal y tráfico de influencias como cuando quieres cambiar a quien te tocó regalar; sonrisas tan forzadas como cuando te dan tu regalo [de nuerda]; fondos de armarios tan oscuros como los que albergan los trastos cutres, recuerdo del amigo invisible de la clase de 4º de 1995; tragedias. Y si lo de "amigo" se aleja de la verdad, lo de "invisible" ni te cuento. Porque las posibilidades de que llegue el día de la entrega de presentes sin que la mitad de los participantes sepa quién te regala y a quién le regalas son tantas como las de que llegue una paloma y te fecunde: puede ocurrir, pero pasa muy, muy poco.

Las cenas de empresa, las cenas de clase, las cenas con los amigos, las cenas con los de natación: Admitelo, llega un momento en el que el tema cenas de Navidad se te va de las manos. Entonces te ves obligado a decidir entre pedir un crédito para ir a todas o sentarte una noche en casa, en soledad y penumbra, con un vaso de whisky y hacer un meticuloso estudio sociológico para elegir a cuáles asistir y a cuáles no. Puede parecer una decisión trivial, pero nada más lejos de la realidad. Tienes poco dinero, así que tienes que tener mucho cuidado en cómo lo inviertes; si no, puede que te gastes tus últimos 40 euros en aguantar las historias coñazo de los hijos de tu jefe o la conversación sobre reuma de la señora que va contigo a pilates, mientras tus compañeros de clase van borrachos por Gran Vía haciendo la conga o tus amigos de la infancia pasan la noche más gamberra y divertida de los últimos diez años.

Las reuniones familiares: el desencantado de la vida del principio del post te diría que si tanto quieres a tus familiares, por qué sólo los ves en Navidad. Bueno, a lo mejor no toda tu familia vive en el rellano de tu escalera, a lo mejor tú eres de Murcia y tus abuelos están en Galicia y para allá que vais tú, tus primos de Cáceres y el tío que vive en Australia. Quien crea que es fácil juntar a una familia, que intente quedar con todos sus amigos un sábado por la tarde para tomar café. Cada uno tiene su vida y sus deberes, coordinar agendas no es fácil y si, llegada Nochebuena, la gente hace el esfuerzo por reunirse, no veo qué hay que reprocharle a eso. Otra cosa es cómo discurra el evento. Si tu familia es grande, es todo un acontecimiento: descubrir que tu prima "la pequeña" está ya mucho más buena que tú, asistir a la discusión política entre tu madre y su cuñado, ver a tu tío borracho contando chistes verdes... Pero si tu familia es pequeña, básicamente lo que hacéis es juntaros los de siempre para hacer lo de siempre, con una sutil diferencia: las gambas y los canapés de salmón ahumado. Y yo no sé en la vuestra, pero en mi casa rara es la Navidad en la que no se desencadena la III Guerra Mundial debido a si las gambas están o no bien hechas. Que estas gambas no están bien asadas. Pues haberlas hecho tú, que te estás tocando las narices toda la noche. Pues no las hago yo, aprende y ya. He llegado a hacer de padrina en un duelo al alba de un 25 de diciembre por esto, mientras intentaba explicar a mis abuelos que quizá se estaban excediendo en la discusión. Aunque reunir a la familia desde hace tiempo también tiene sus desventajas. Las preguntitas. Cómo van los estudios, qué tal andamos de novietes, has encontrado ya trabajo, pero estás o no echando currículums... Cuando te das cuenta, estás arrinconado en la cocina siendo sometido a un tercer grado por todas tus tías mientras alguien grita de fondo que se están quemando las gambas.

La decoración navideña: Alguien, en algún momento y en algún lugar decidió interpretar lo de decorar la Navidad como una licencia para ser hortera. Está bien, hay excepciones, se hacen cosas monas hoy en día: muy elegantes, muy minimalistas, muy Apple. Pero eso es más de tienda cara. La regla general, la de tus vecinos y las tiendas de tu barrio, es atentar contra el orden público, la moral y la retina con papás noeles colgantes, coronas de flores en las puertas que más que el nacimiento de Jesucristo parece que están celebrando la muerte del abuelo y luces, muchas y de muchos colores. Intermitentes y que te produzcan ataques de epilepsia, si es posible. Tengo un vecino que se emociona tanto con el despliegue lumínico que al entrar en mi calle llegué a preguntarme cuándo habían abierto allí un puticlub. Respecto a la batalla belén-árbol, no voy a entrar en temas tan polémicos, llamadme cobarde. Sólo os daré un consejo: si tenéis gato, ninguno de los dos es la opción adecuada.

Villancicos (en español): Hay cosas en las que los anglosajones nos llevan ventaja y en cuestión musical de Navidad van varios mundos por delante. Podría pasarme horas y horas escuchando canciones navideñas cantadas por Frank Sinatra, Michael Bublé, Bruce Springsteen o incluso (¡incluso!) a Mariah Carey cantando Santa Claus is comin' to town, Have yourself a merry little Christmas o All I want for Christmas is you. Son bonitas, las interpretan grandísimos cantantes, dan ganas de cantarlas y escucharlas sin ser invadido por la vergüenza ajena. Pero, ¿qué tenemos aquí? ¿En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna? ¿Dime, niño, de quién eres todo vestidito de blanco? (Huevos, de quién va a ser, del Madrid). Oh, blanca Navidad, sueeEEEÑOOS (reto a cualquiera a que la siga cantando, porque 1. Nadie se sabe la letra más allá y 2. En el "sueños" alcanzas el tono más agudo que pueden proporcionarte tus cuerdas vocales y si sigues subiendo, morirás entre horribles estertores). Encima cantadas por artistas de medio pelo, niños con voces chillonas o... O Raphael. Todos hemos visto el anuncio de la Lotería... Ahora visionad la imagen de Raphael cantándoos el tamborilero en sueños y comprenderéis que Freddy Krueger no es lo peor que os puede pasar estando dormidos.

Pues a pesar de todo esto (y mucho más), aun así, esta Navidad voy a volver a comer turrón de chocolate. canapés de salmón, voy a ir a comidas y cenas hasta que mi consumista presupuesto (y mi talla de vaqueros) me lo permita, voy a fingir que soy Mariah Carey cantando a voz en grito canciones con la palabra "Christmas" por casa y voy a seguir creyéndome lo de la paz, el amor y la ilusión. Y que cada uno haga lo que le salga... del espíritu navideño.

lunes, 9 de diciembre de 2013

#Culturiosidad15

¿A quién se debe el guión definitivo de la escena final y más famosa de Blade Runner?

Supongo que en realidad, debe hacerse una pregunta previa y es: ¿Habéis visto Blade Runner? Si la respuesta es 'No', me costará mucho no escupiros en un ojo y pediros educadamente que abandonéis este blog. Pero como soy una persona comprensiva y bondadosa, simplemente os exhortaré a verla PERO YA.
Superado este pequeño escollo, la escena final de Blade Runner, en la que el replicante modelo Nexus 6 Roy Batty pronuncia su discurso ante el sorprendido y algo acojonado blade runner Deckard es una de las más geniales y famosas de la historia del cine.
El aspecto definitivo de la escena se debió a la improvisación de Rutger Hauer, el actor que interpreta a Batty. Aunque según el propio Hauer, él simplemente añadió la frase del final, lo cierto es que modificó el guión original haciendo cortes aquí y allá. Decía que ese discurso no concordaba con el resto de la película, así que decidió retocarlo a su manera la noche antes de grabar sin que ni el mismo Ridley Scott, el director, se enterase. Y le salió bien, muy bien. De hecho, Hauer es capaz de hacer que ni nos acordemos de que en la misma escena sale ni más ni menos que el gran Harrison Ford.
Cuando Hauer interpretó l escena, el equipo de rodaje se entusiasmó y alguno de sus miembros llegó incluso a llorar.
Quite an experience to live in fear, isn't it? That's what it is to be a slave.I've seen things you people wouldn't believe... Attack ships on fire off the shoulder of Orion, I watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain... Time... to die. 



¿Raudos como lágrimas en la lluvia han sido @laratamarilla y @TheRepliKant !

lunes, 2 de diciembre de 2013

#Culturiosidad14

¿Quién fue el primero en reconocer a Ulises al regresar a Ítaca?

Como todos sabéis, Ulises es ése héroe griego que un día le dijo a su esposa Penélope que salía a por tabaco y al que la cosa se le fue de las manos*. Tras partir para combatir en la guerra de Troya y luchar en ella durante diez años, el valiente Odiseo se dispuso a volver velozmente (iluso él) a su hogar antes de que los buitres que pretendían a su señora se salieran con la suya y se quedaran con la chica, la kelly y la pasta. Pero el pobre no volvió a casa por Navidad ni al año siguiente, ni al siguiente. Después de escapar de la ira de los dioses, de cegar al cíclope Polifemo, de sobrevivir al canto de las sirenas, a los monstruos Escila y Caribdis... veinte años después de su partida, Ulises por fin llegó a casa.
Gracias a Atenea, se disfrazó como un mendigo para planear su venganza contra los pretendientes y aspirantes a usurpador del trono. Cuando le desvela su identidad a su hijo Telémaco, este desconfía y duda antes de por fin reconocerle como su padre, al que llevaba dos décadas sin ver.
Sin embargo, hubo alguien que sí lo reconoció desde el principio, a pesar de los pobres ropajes, de las arrugas y de las canas. Conforme se acercaba a palacio, su perro Argos, viejo, lleno de pulgas, cansado, sin poder llegar a levantarse, alza las orejas y mueve alegremente el rabo a modo de saludo. Ulises, para mantener el incógnito y poder llevar a cabo su venganza, no puede devolverle el gesto de cariño y pasa de largo derramando, eso sí, una lágrima. El animal, una vez visto de nuevo a su amo, muere.
Sólo quiero añadir que si en vez de un perro Ulises hubiese tenido de mascota un gato, me juego el cuello a que éste no habría movido ni un bigote de su siesta para recibir a su amo.

*Después de mi sinopsis de su obra, Homero se está retorciendo en el Hades y con razón.

¡Velocidad es la demostrada esta noche por @khiranamislati y @yeloukitty! ¡Enhoragüena!