lunes, 10 de febrero de 2014

#Culturiosidad20

¿Qué "predijo" el libro Futilidad, o el naufragio del Titán de Morgan Robertson?


El oficial estadounidense de la Marina, Morgan Robertson escribió en 1898 una novela corta sobre el naufragio de un transatlántico de lujo tras chocar con un iceberg una noche durante su travesía oceánica. ¿Os suena? Podría haber sido oportunismo editorial: coja una tragedia, escriba una bonita historia relacionada con ella y fórrese. Hollywood lo hace cada dos por tres. Sí, podría haber sido eso si no fuera porque ése barco en el que todos estáis pensando se hundió 14 años después de que Robertson escribiese su obra.
Si el asunto no da el suficiente mal rollo, resulta que existen muchas más coincidencias entre el ficticio Titan y el desafortunado Titanic.
Para empezar, a ambos se les consideraba insumergibles (¡ah, el ser humano y su gradiosa bocaza!) y la más grande creación humana (ciertamente, así nos va). Los dos llevaban menos de la mitad de los botes salvavidas requeridos para su número de pasajeros (¡si era insumergible, pa' qué!), tenían unas características muy similares, además del mismo número de hélices y mástiles y los dos eran famosos por su lujo, ya que muchos de gran parte del pasaje eran acomodados millonarios.
Respecto al choque con el iceberg, tanto uno como otro impactaron poco antes de la medianoche, en un costado del buque y yendo a toda marcha, a una velocidad similar. Ambos se hundieron en abril y más de la mitad del pasaje murió en el naufragio.
Acojonante, ¿verdad? Es cierto que existen diferencias entre las historias, pero no dejan de ser escalofriantes las coincidencias. Por si fuera poco, Robertson también escribió en 1914 una historia sobre una futura guerra entre Estados Unidos y Japón en la que se menciona un ataque sorpresa de éstos en territorio americano... Y luego la gente flipando en colores con el Pulpo Paul.

Hoy, a una velocidad superior a la luz, el señor @Edu_ud, seguido de cerca por lady @khiranamislati.https://twitter.com/khiranamislati ¡Vuestra es la gloria, pequeños!

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