lunes, 30 de junio de 2014

#Culturiosidad36

¿En qué trabajaba Einstein cuando publicó su Teoría de la Relatividad Especial?


¿Qué hacéis vosotros en vuestro tiempo libre? No, no digáis nada, no hace falta, lo sé: ¡el vago! Ay, como si os viera en la oficina, aprovechando cualquier descuido del jefe para actualizar el estado de facebook o mirar los titulares del Marca. ¡Y cuando salís! A hacer el perro en el sofá o iros por ahí de cañas. ¡Golfos! Vale, a lo mejor yo también lo hago. Pero lamentablemente no estamos hablando de mí.
Es gracias a gente que no es como nosotros que la Humanidad ha avanzado. No tengo muy claro hacia dónde, pero desde luego algo nos hemos movido desde los tiempos de la cueva (algunos más que otros, eso también es cierto). Y uno de esos extraños humanos fue un tal Albert Einstein, que tras estudiar para ser profesor de Física y no encontrar un puesto "de lo suyo", aceptó un empleo en la Oficina de Patentes de Berna, lugar que debía ser la mar de entretenido y donde estuvo desde 1902 a 1909.
Como por aquella época no existía twitter, en sus ratos libres Albert buscó algo en lo que emplear su tiempo libre y al final hizo lo típico: desarrollar la Teoría de la Relatividad provocando un giro copernicano en la visión que la ciencia ofrecía del Universo y valiéndole el premio Nobel de Física. Lo normal.
Y vosotros, ¿qué hacéis este fin de semana?

La más rápida, después de un tiempo perdida, ha vuelto a ser @khiranamislati, seguida a la velocidad de la luz (c) por @laratamarilla.

Esta entrada será revisada por @labuelafuma, que ve el canal Historia y se hace responsable de la corrección histórica de los datos aportados. Aunque ella no lo sepa.

lunes, 23 de junio de 2014

#Culturiosidad35

¿Por qué los cargadores del puerto de Londres no podían llevar bolsillos ni dobladillos a final de la Edad Media?

Aparentemente, la respuesta no es demasiado difícil. Los bolsillos son para meter cosas dentro, luego si no se pueden llevar bolsillos, no se pueden meter cosas dentro. Los dobladillos no son para meter cosas. Son para no pisarte el pantalón que te compraste sin probártelo en la tienda por pereza y en casa descubriste que medía palmo y medio más que tu pierna. Pero si quisieses, podrías esconder cosas dentro. Así que la primera parte del acertijo es clara: para que no se llevaran indebidamente cosas del puerto.
Pero, ¿qué mercancía podría tan valiosa? No se pueden esconder lingotes de oro en un dobladillo (no lo intentéis, ya lo probé yo con la última remesa de lingotes que me llegó a principio de mes y no funciona). Tampoco eran piedras preciosas ni drojas, como se estila hoy en día. Lo que las autoridades portuarias intentaban evitar que fuera sisado es un producto que está en todas vuestras despensas. Y si no está, apuntadlo en la lista de la compra, que se os ha acabado. Estoy hablando de la pimienta. 
Resulta que una especia que ahora se encuentra en cualquier supermercado de la esquina, llegó a alcanzar un valor tan desorbitado que hubo épocas que hasta se utilizaba como medio de pago. Originaria de la India, fue introducida en Europa por los griegos, sustituyendo rápidamente al silfión, mucho más amargo. Extendida por todo el Mediterráneo a través del Imperio Romano, se consideró la especia más valiosa por su gran resistencia al ser almacenada por largo tiempo. El hecho de que, tras la caída de Constantinopla, los turcos dominaran el territorio y se interrumpiera el suministro de pimienta fue uno de los que impulsó a los navegantes del siglo XV, como el despistado Colón, a buscar rutas alternativas para llegar a las Indias.
Durante la Edad Media, la pimienta era un producto valiosísimo y el de mayor importación en el continente. De ahí que se tomasen tantas precauciones para evitar sus... pérdidas accidentales en los bolsillos de algún descuidado estibadores.

Hoy se ha acercado mucho (y casi jugado la vida en ello, con un terrorífico 7% de batería) @laratamarilla. Me descubro ante su bravura y osadía.

Y le agradezco a @CaptainAkab el chivatazo de esta culturiosidad y os recomiendo muy mucho que sigáis sus andanzas con el proyecto @StreetFoodMad

martes, 17 de junio de 2014

#Culturiosidad34

En el dicho "Eres más raro que un perro verde" ¿por qué se usa justamente ese color?


¡Mira, un político que no es corrupto y piensa primero en el pueblo!
¡Vaya, eso es más raro que un perro verde!

Y es cierto: por raros que sean, en realidad existen. Los perros verdes, digo. De hecho, hace bien poco han nacido un par de ellos en Valladolid.
Como casi todos los dichos, éste tiene su base de verdad. Según los estudios que han realizado para explicar el curioso tono de estos canes, parecer ser que el origen del color está en un pigmento llamado biliverdina y que se encuentra en la placenta de los perretes, además de en otros elementos animales como la cáscara de los huevos de aves o la sangre de algunos peces y que probablemente intoxica a estos peculiares cachorros durante la gestación.
Este dicho, que significa que algo es poco corriente o extraordinario, también tenía otras variantes relativas al mundo animal, como "que un cisne negro" o "un mirlo blanco". Pero en caso de los cisnes negros, animales que los europeos creían inexistentes, dejó de utilizarse cuando éstos llegaron a Australia y descubrieron que allí los había a montones.

Esta culturiosidad ha sido, la verdad, como un perro verde, porque ¡no había manera! La primera persona en dar en el clavo ha sido @ijustcangetenof. ¡Enhorabuena y gracias a los demás por poner ardiendo Google en la búsqueda!

lunes, 16 de junio de 2014

#14: Condenados a pena de estudio

Un día descubres que mides tu vida en convocatorias...



Ayer puse el telediario. Es una cosa que no hago a menudo porque estoy delicada de la úlcera y no me conviene hacerla sangrar con frecuencia, pero ayer tocó. Entre las importantes e imprescindibles noticias sobre el Mundial y las pequeñeces sobre las guerras en Oriente o los problemas de la crisis, zamparon las noticias típicas de relleno con las que poder alargarlo otros 40 minutos. El caso es que ayer les dio hablar de septiembre. Que la gente aún está con los exámenes de junio pero eh, empecemos a amargarles ya, no vaya a ser que crean que van a tener vida. La cuestión es que "los expertos" (esa gente que sale en los telediarios sabiendo de todo) intentaban dar técnicas para llegar bien a esas fechas (empezar con tiempo, organizarse, BLABLABLÁ) y salió un chico diciendo "En verano, puedes estudiar y también puedes divertirte". Su puta madre. Entiendo que la juventud del chaval le indujese a error. Que aún no sabe lo que es realmente estudiar y que puede conciliar un verano desenfrenado en la playa bebiendo alocados malibús con piña con el estudio de la Física y Química que le ha quedado este 3º de ESO. Pero no.

"La vida del estudiante es la mejor". A ver, sí y no. Los que dicen esto conciben la vida estudiantil como ese periodo en el que probablemente sales de tu casa por primera vez, descubres que puedes emborracharte seis días a la semana y seguir vivo y adoptas los tupper congelados de tu madre como parte fundamental de tu supervivencia. Vale, a veces es así. Quien niegue que ha salido una noche con sus compañeros, se ha puesto finísimo a base de productos etílicos varios y ha acabado durmiendo en el piso de alguien después de subirse una señal de tráfico y dejarla en medio del salón, probablemente miente. Pero la euforia se pasa, el dinero se agota, el hígado se resiente y los exámenes... se acercan. Y de repente, la vida ya no es maravillosa.

Entonces llega la parte de ser estudiante que en las películas americanas de hermandades universitarias en California no te cuentan. Al principio, tú intentas empezar bien. "Me levanto a las 8, me ducho, desayuno, me voy a la biblioteca..." Eso te suele durar dos días. Pero el tiempo va en tu contra, la presión te va empezando a retorcer las tripas, los días tienen menos horas de las que necesitas. Entonces empiezas a hacer cosas insospechadas, como levantarte muy temprano, pero no para ver amanecer, porque ni siquiera subes la persiana de tu habitación para que se ventile. Ya no te vistes y te vas a estudiar fuera. Te quedas en casa pasando de un pijama a otro y cosas básicas como afeitarte, si eres chico, o lavarte el pelo, si eres chica, pasan a un segundo plano en tus prioridades. No te das cuenta, pero poco a poco vas abandonando la esencia humana y comienzas a adoptar la de trapo viejo del polvo. Cualquier luz más fuerte que la del flexo te escuece. Te vuelves un ser huraño, asocial Y NO, NO ESTÁS IRRITABLE, COPÓN YA. Las largas noches de calimocho se difuminan en tu recuerdo y ahora sólo te drogas a base de café o RedBull.

Y que pases 20 horas sentado en una silla delante de una enorme cantidad de folios con letras no significa que te vuelvas un ser hiper productivo. Sólo puedes asegurar que se te va a quedar culo-carpeta. Porque tu cerebro tiene un límite y puedes empezar con energía, pero después de unas horas se vuelve muy importante distribuir los apuntes sobre la mesa en ángulos exactos de 90º, ordenar los subrayadores según la gama cromática o colocar los post-it en forma de molinillo de viento. Los pequeños detalles se tornan fascinantes: quién iba a decirte a ti que en el trozo de gotelé que tienes enfrente del escritorio había una reproducción exacta de las Meninas; o que el vecino del otro lado del parque pasea al perro exactamente a las 10 todas las mañanas; o que cómo se llamaba el protagonista de aquella serie que veías cuando tenías seis años, que quizá deberías buscarlo en Google... Al final, sólo estás haciendo tiempo fingiendo que estudias para lavar tu conciencia y cuando finaliza tu jornada, miras el planning que te habías hecho, miras lo que has avanzado... y lloras fuerte, muy fuerte.

Cada año que pasa es menos divertido, hay menos fiestas salvajes entre convocatoria y convocatoria y a tus neuronas les cuesta más pegarse esos atracones de saber que antes cultivaban tu espíritu. Incluso puede llegar un día en el que, sin saber cómo, estudias y trabajas a la misma vez, supongo que porque estás cansado de vivir pero no te atreves a dar el paso del suicidio rápido y definitivo.

Menos mal que un día (que se te antoja lejanísimo) acabas, tienes tus títulos y te espera un futuro prometedor, con un buen trabajo bien remunerad... Bueno, que lo importante es la salud.

lunes, 9 de junio de 2014

#Culturiosidad34

¿De dónde ha salido el famoso cartel de Keep calm and carry on?


Ha aparecido hasta en la sopa. Hemos visto el original y los cientos de millones de tontás que los ociosos usuarios del internete han creado para adaptarlos a las necesidades de sus propias bromas (<-- véase ejemplo adjunto). Te has sorprendido a ti mismo, que eres de LOGSE y vas con el inglés flojito, diciéndole a tus amigos lo de keep calm cuando empieza a cundir el pánico en un grupo de whatsapp (las crisis modernas). Pero, ¿de dónde ha salido?
Este póster tiene más años de los que puede aparentar. Concretamente, es de 1939, cuando el Ministerio de Información británico lo creó a comienzos de la Segunda Guerra Mundial para transmitir serenidad y mantener alta la moral de la población civil em caso de que se produjera una invasión alemana. Al no llegar ésta finalmente, los carteles se destruyeron aunque, al parecer,  no todos.
No fue hasta el siglo XXI, en el año 2000, cuando fue redescubierto por Stuart Manley quien, al desempaquetar un pedido de libros que había hecho para su librería, lo encontró entre ellos. Aunque sin conocer aún su transcendencia, él y su mujer decidieron enmarcarlo y colgarlo en la tienda, donde los clientes empezaron a preguntar por él e intentar comprarlo, de modo que Stuart y Mary, su esposa, comenzaron a hacer reproducciones y a hacerlo popular.
Años más tarde, el cartel saldría en un suplemento de The Guardian, extendiendo su fama y convirtiéndolo en un símbolo que puede verse en ropa, decoración, complementos y, por supuesto, internet, donde cualquier tontería es susceptible de ser convertida en el mediático póster, en el que se suele mantener el encabezado del original (la corona del rey Jorge VI) y el Keep calm seguida de la parida a gusto del consumidor.

Los rápidos -rapidísimos- vencedores de la noche que ayudan a mantener la moral de esto han sido @LuciaTaboadaG, @alopezreina (con su explicación de que "cómo todo en esta vida, fue culpa de Hitler"), @Sambellacrux@Naar_Blog y, un pelín más tarde, @CondeDeGondomar. Keep calm and keep on learning!

#Culturiosidad33

¿Cuál es el origen del término bancarrota?

Bancarrota, esa palabra que hace diez años apenas recordábamos que existía y que en los últimos se ha puesto tan cochinamente de moda. Pero ese término no nació antes de ayer. Tiene su origen en la Italia de la Edad Media, cuando los primeros banqueros hacían sus negocios en sitios públicos como plazas o mercados, donde colocaban un banco para realizar sus transacciones.
Cuando el negocio no iba bien, el banquero no tenía clientes o no podía hacer frente a las deudas que contraía, se le rescatabJAJAJAJAJA no, se le mandaba a tomar por saco, como cualquier otro negocio (qué idea tan loca, ¿eh?) y para dejar patente que estaba fuera del mercado, se rompía el banco en el que trabajaba. Así, de la combinación de los vocablos latinos bancus y ruptus surgió el término para la insolvencia que más tarde sería representado de forma abstracta por el concepto quiebra.

¡Los raudos ganadores de la culturiosidad han sido @laratamarilla y @CondeDeGondomar!