John Wayne no andaba muy fino cuando grabaron esta escena. Llegó al rodaje, que era a última hora de la tarde, con una buena resaca. Pero no una resaca como la de los tuiteros los domingos, sino resaca de verdad. Lo cual, por otro lado, vino muy bien a su interpretación, ya que los movimientos lentos y torpes de Wayne se ajustaban perfectamente al estado de su personaje al final de la aventura.
Sin embargo, si a algo nos tenía acostumbrados el amigo John era a ser un tipo duro que no se dejaba achicar por unos cuantos tragos, y no sólo en la ficción. Así que, a pesar del resacón, tuvo la suficiente lucidez para cogerse el brazo derecho con el izquierdo estando de pie en el umbral de la puerta. Ese gesto aparentemente trivial fue un espontáneo homenaje de John Wayne a su ídolo, el actor de cine mudo Harry Carey, recientemente fallecido. Una de las razones que más tarde explicaría Wayne para tener este bonito gesto fue que la viuda, Olive Carey, que formaba parte del reparto de Centauros del Desierto se encontraba presente al otro lado de la puerta.
¡Los cowboys más rápidos a este lado del oeste han sido @Sambellacrux y @Green_dyolF. ¡Yiiiijaaaa!
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