lunes, 18 de noviembre de 2013

#Culturiosidad12

¿Cuál es la peculiaridad del monte Testaccio de Roma?

No es una de las famosas siete colinas que formaban el núcleo de la Ciudad Eterna por aquellos tiempos en los que todavía era la Ciudad Recién Nacida, pero el monte Testaccio, cerca de la orilla del Tíber, no se queda atrás en lo de tener una historia singular.
Para empezar, no es un monte en sentido estricto, sino una colina artificial formada por más de 25 millones de ánforas rotas. Casi nada. Y además, el 80% de esa panzada de vasijas provenía de tierras andaluzas, de la Bética, que fue una de las provincias en las que los romanos dividieron la Península Ibérica una vez que ya se habían hecho los amos del lugar.
El porqué de tanta acumulación y derroche de vasija se debe a que la mayoría de esas ánforas contenían aceite de oliva, ese oro líquido que nos hizo populares desde antiguo, y era más barato tirarlas una vez usadas que quitarles el pringue para volverlas a utilizar. Pero como los romanos eran gente práctica y civilizada, no se conformaron con ir arrojándolas a un vertedero a lo loco como vosotros tiráis los calcetines al suelo de vuestra habitación, sino que crearon un sistema disciplinado y levantaron una estructura que, con el paso de los 270 años aproximados que estuvo operativo, dio lugar a lo que es hoy el Monte Testaccio, en el centro de Roma y en el que, a día de hoy, se lo están pasando pipa los arqueólogos gracias a las inscripciones de las ánforas, que aportan una valiosa información sobre el comercio de la época.

«Con el aceite de las ánforas que han creado este promontorio se cubrieron las necesidades de una población de medio millón de personas durante 250 años», (José Remesal Rodríguez, arqueólogo jefe de la excavación del Testaccio. Artículo de La Razón)

And the winner (a una increíble velocidad de nanosegundos) is @khiranamislati ! (¡Aplausos!)

No hay comentarios:

Publicar un comentario